HECHIZO GRÁFICO A LAS TRES EN PUNTO
Por Andria Hernández
Como fui invitada debidamente llegué puntual. La entrada a la exposición ESTACIONES GRAFICAS: 9 X 25, primera acción cumpleañera de Teatro de Las Estaciones en su aniversario vigésimo quinto, no fue esta vez por la galería El Retablo, sino por la Sala Pepe Camejo. Cuatro actores de la agrupación homenajeada, ataviados con máscaras y vestuarios como el invierno, la primavera, el verano y el otoño, interactuaron con el público y con varios de los diseñadores gráficos protagonistas de la muestra (Johann E. Trujillo, Vincent Enríquez Landín, Mario David Cárdenas y Frank David Valdés), mediante una performance concebida y conducida por Rubén Darío Salazar, director general y artístico del grupo titiritero.
Pasamos de la sala teatral al recinto expositivo, donde nos esperaba el maestro Zenén Calero, diseñador escénico de Las Estaciones desde su fundación. Calero ofreció una cinta y una tijera a los creadores invitados para dejar inaugurada oficialmente la esperada exhibición. Una banda sonora con temas de los espectáculos promocionados desde 15 atractivos carteles, impresos en gran formato, ambientó la continuación de la performance, la cual hizo un recorrido por las obras de los creadores mencionados y de otros ausentes como Pedro Luis Díaz Davila, Nelson Ponce, Robertiko Ramos, Yahilis Fonseca y Abdel de La Campa Escaig.
Asombros, emociones, colores, elementos escenográficos y muñecos conformaron el contexto ideal para tomar fotos, dialogar, reconocer o descubrir el trabajo de los 9 diseñadores invitados, pero sobre todo para agradecer, una palabra tan poco usada en nuestros tiempos y tan necesaria. El intercambio humano que constaté en los predios de la sede de Teatro de Las Estaciones, me lleva a pronosticar que el año 25 del colectivo va a ser tan agitado como gozoso. No quiero perderme nada de los que motive el convite de los titiriteros matanceros.
Para el cierre, en el jardín interior del Centro Cultural Pelusín del Monte, hubo brindis, abrazos y promesas de nuevos encuentros entre amigos, colegas, familiares y especialistas de la cultura y el teatro. El hechizo que poseen las actividades de Las Estaciones, sean recreativas o escénicas, siempre artísticas, se deshizo sobre las cinco en punto de la tarde. Sin que me hubiera dado cuenta, habían transcurrido dos horas desde el comienzo a las tres. Eso también debe formar parte de la magia que emana el colectivo titiritero de la ciudad de los puentes. Un encanto que tras 25 agostos se ha vuelto irresistible.
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